Del apartamento en Madrid a una vida tranquila en la sierra
Ana, desarrolladora de software, pasó años viviendo en un pequeño piso compartido en Madrid. Tenía un buen trabajo pero un ritmo de vida agotador. Con la llegada del teletrabajo decidió probar suerte en la casa familiar de un pequeño pueblo de Guadalajara. El mayor obstáculo era la conexión: el ADSL apenas daba para cargar una página web.
La llegada del internet por satélite lo cambió todo. De pronto pudo asistir a reuniones sin cortes, trabajar con repositorios en la nube y desarrollar su jornada laboral completa desde una terraza con vistas al monte. Lo que empezó como un mes de prueba se convirtió en una mudanza definitiva. Hoy vive con más espacio, más tranquilidad y un coste de vida mucho menor que el que tenía en la ciudad.
Una jubilada que convirtió sus mermeladas caseras en un negocio online
Carmen, maestra jubilada de Extremadura, nunca imaginó que su afición por las mermeladas podría convertirse en un proyecto profesional. Su sobrina compartió una foto de sus recetas en redes sociales y empezaron a llegar mensajes de gente interesada en comprarlas. El problema era evidente: sin internet, no podía gestionar pedidos ni mantener una mínima presencia online.
Cuando instaló internet por satélite, se abrió un mundo completamente nuevo. Con ayuda de la familia creó una pequeña tienda online, perfiles sociales y un sistema sencillo de gestión de pedidos. Hoy envía productos a toda España y ha generado empleo local en su propio pueblo. Su historia demuestra que el emprendimiento digital también puede nacer en una cocina rural.
Un ingeniero que dejó la ciudad para abrir un alojamiento rural moderno
Javier, ingeniero industrial en Barcelona, buscaba una vida más tranquila. Tras rehabilitar una vivienda en Teruel descubrió el potencial turístico de la zona y decidió transformar varias casas en un proyecto de alojamiento rural. Sin embargo, sabía que sin una conexión estable sería imposible atraer a viajeros que necesitan trabajar o mantenerse conectados durante sus estancias.
El internet por satélite fue clave para dar el paso. Gracias a él pudo ofrecer un alojamiento con WiFi de calidad, un factor decisivo para muchos huéspedes. Su propuesta se popularizó rápidamente y hoy recibe teletrabajadores de toda España que buscan pasar días o semanas en un entorno natural sin perder productividad. Él mismo ha conseguido combinar su consultoría online con la gestión de su negocio rural.
Los abuelos que volvieron a ver a sus nietos cada día
Manuel y Rosa regresaron a su aldea en Ourense tras jubilarse. Su principal temor era sentirse aislados de sus hijos y nietos, que viven en distintas ciudades. Durante meses se comunicaban únicamente por teléfono una vez a la semana, pero no era lo mismo. Su hijo mayor decidió instalarles internet por satélite y regalarles una tablet sencilla preparada para videollamadas.
En pocos días pasaron de llamadas esporádicas a conversaciones diarias. Ven los partidos de fútbol del nieto, las funciones del colegio, reciben fotos al instante y sienten que forman parte de la vida familiar pese a la distancia. Para ellos, la conexión satelital no solo trajo internet: trajo compañía, seguridad y la sensación de estar cerca.
Un profesor de música que enseña desde una masía aislada
David, violinista y profesor de música, siempre había soñado con vivir en la masía familiar en medio del campo. El problema era que su trabajo dependía de las clases presenciales en Lleida. Con la instalación de internet por satélite rural, la situación dio un giro inesperado: montó un pequeño estudio de grabación y comenzó a dar clases online.
Hoy tiene alumnado de distintos países, imparte clases por Zoom, vende cursos en plataformas digitales y gestiona un canal de YouTube que crece cada mes. Su caso es un ejemplo perfecto de cómo la conectividad permite llevar profesiones tradicionalmente urbanas al entorno rural.
Telemedicina desde un pueblo de Ávila
Laura, enfermera en su comarca, descubrió durante la pandemia que muchas consultas podían resolverse sin desplazamientos. Con una conexión fiable pudo empezar a realizar seguimiento de pacientes, apoyar a cuidadores y atender consultas básicas desde su propia casa en un pueblo de Ávila. Para muchas personas mayores y con movilidad reducida, esto ha supuesto un cambio enorme.
El internet por satélite no solo facilita teletrabajo o entretenimiento: también permite mejorar la atención sanitaria en zonas donde la dispersión y las distancias complican la asistencia presencial.
El denominador común: vivir donde quieres sin renunciar a nada
Todas estas historias muestran lo mismo: una buena conexión satelital ha permitido que personas de edades, profesiones y situaciones muy distintas puedan vivir en zonas rurales sin perder acceso a oportunidades laborales, formativas o familiares. Cuando la fibra no llega —y en muchos pueblos no lo hará durante años— el internet por satélite se convierte en la alternativa real para vivir, trabajar, emprender y comunicarse desde cualquier punto del país.
Una tendencia que no deja de crecer
Los datos lo confirman: cada vez más teletrabajadores consideran mudarse a un pueblo, las búsquedas de vivienda rural han aumentado y las altas de internet por satélite crecen año tras año. El ahorro económico, la calidad de vida y las nuevas posibilidades laborales están impulsando una transformación silenciosa pero imparable en toda la España rural.
¿Cuál será tu historia?
Muchos de los protagonistas de estas historias empezaron con dudas similares: miedo a que el internet no funcionara, temor al aislamiento, incertidumbre sobre el teletrabajo. Sin embargo, descubrieron que la vida rural, con una conexión adecuada, no resta: suma.
En Serenae llevamos más de 20 años conectando hogares rurales en toda España. Cada instalación de internet por satélite es el comienzo de una nueva etapa para alguien: un proyecto, un negocio, una oportunidad o un reencuentro familiar.
Si estás pensando en dar el paso, quizá esta sea también el comienzo de tu propia historia rural conectada.